11 diciembre 2010

CASTELO CANALES, Fernando

Dice SÁNCHEZ COVISA, que cuando ingresaron en el Hospital de San Juan de Dios, por el año 1906, tres figuras médicas, aparte de otras de menor relieve, prestigiaban el mencionado Hospital y adquirían el máximo de crédito profesional. Tales fueron por orden cronológico, los doctores Sanz Bombín, Castelo y Azúa.

Este mismo autor, encuadra a Castelo en la transición, la posición intermedia entre Bombín y Azúa. Dice que cultivaba con más cariño que Bombín los estudios dermatológicos, pero no llegaba a la intensa y brillante labor de Azúa. "Prefería los enfermos venéreos y sifilíticos, pero no dejaba de prestar atención a los puramente dermatológicos".

Castelo tenía una brillante historia dentro del Cuerpo de la Beneficiencia Provincial. Hijo de D. Eusebio Castelo*, que fue Decano de dicho cuerpo y Presidente de la Academia de Medicina.

Covisa, retrata la figura profesional y científica de este dermatólogo y dice:

" Especialista distinguidísimo, supo lograr una bien adquirida experiencia, puesta al servicio de su clientela particular y hospitalaria. Visistó con acierto durante muchos años el pabellón de mujeres públicas del hospital, logrando en aquellos tiempos difíciles un gran prestigio por su capacidad médica y por su bondadoso carácter".

D. Fernando Castelo fue uno de los pocos médicos, que con Olavide y su padre, empezaron a establecer contacto con sus colegas extranjeros, asistiendo a los congresos internacionales y aportando a estas reuniones trabajos de verdadero interés.

También se distinguió notablemente como escritor médico,  escribiendo numerosos artículos de los que se pueden citar: " Úlcera vnérea", "Fungus sifilítico del testículo", "Transmisión de la sífilis por la lactancia","Prostatitis blenorrágica", "Herpes genital  y su diagnóstico diferencial con varias afecciones", "Fiebre sifilítica", "Tifosis sifilítica" y otros como "Estrecheces uretrales", "Ureotromía interna", "Cateterismo retrógrado de la uretra, "Punción suprapúbica de la vegija de la orina", "Infiltración de orina y abscesos urinosos", etc; así como otros ajenos a la especialidad y los puramente literarios.

Va a Francfort y estuvo más de un mes con Ehrlich, cuando éste introdujo la terapéutica del Salvarsan, adquiriendo gran experiencia acerca de la mdicación salvarsánica, que completó después en su clínica y aportando sus trabajos a Actas Dermosifilográficas.

Hombre bondadoso, que después de los achaques de la edad y de los sufrimientos de una dolencia crónica, le aislaron de los medios científicos; no sin antes llegar a ocupar el cargo de Decano de la Beneficiencia Provincial. Muere en Madrid, el 5 de Mayo de 1935.

Nota:Según Álvarez Sierra, nace en 1855 y muere en 1925.

(*) D. Esusebio Castelo y Serra (1825-1892). Trabajó con Olavide en el Hospital de S. Juan de Dios.

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